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-38- la falla de las cosas temporales, la pérdida de los bienes de la tierra, las vejaciones de los émulos, las enfermedades del cuerpo, las cos– tumbres de los imperfectos, la dureza de las palabras, la privación de los consuelos, y los desvíos de los amigos. Con estas cosas es probado el hombre, y purificado como el oro en el fuego; y si sabe aprovecharse de esas contrariedades, todas se le convierten en mérito de retribución eterna. Hay otras cosas que deben rechazarse con suma diligencia< los vicios manifiestos y Jos pecados, contrarios a la ley de Dios y a las virtudes. Algunas veces se introducen en el alma fur– tivamente bajo especie de dispensación hones– ta; y esto sucede cuando la pasión o la tibieza presentan el objeto so pretexto de necesidad; en Jo que es preciso precaverse mucho contra el veneno de la seducción. Así, pues, según el consejo del Sabio, <Con todo cuidado guarda tu corazón•, para quz no penetre en él nada impuro, que pueda ofender a Dios. Si te sintieres atraído de alguna inclinación viciosa, aplica con tiempo .el remedio, no sea que retardando el hacerlo, crezca la pasión con la tardanza, y te sea después más difícil su vencimiento. No hay en la vida espiritual eniermedad tan
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