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-35- se qué súbditos querría para sí. Ciertamente los querría dóciles y hnmildes, que no rebeldes y voluntariosos. Tal, pues, ha de procurar ha– berse con su prelado, cuales quisiera se hu– biesen con él sus stibdítos, si alguna vzz lle– gare a serlo. Aprenda primero a sujetarse a otro humil demente y .a obedecer con reverancia, y hará– se de·este modo apto para instruir a otros y gobernarlos con provecho; para que nc se vea en trance más duro, sí tiene que exigir de ellos lo que jamás quiso él prestar a su pre– lado. ¿Cómo puede subsistir el estado religioso y el gobierno de la casa en los claustros, si no obedecen todos los súbditos a sus prela– dos? Porque si todos quieren mandar, y cada uno hacer lo que le place, habrá confusión grande y perturbación continua; morirá la disciplina, crecerá la disolución, desd pant.cerá el temor de Dios, y reinará la libertad de la carne. Donde no se apre~ia la obedimcia, y el Su– perior no es respetado, el buen gobierno que– da aniquilado. -0- 9

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