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l - 32- haiiará, proc~diendo así en grave peligro en d Jia del juícip. . . Si quieres llegar presto a la cumbre de la p~rfección, procura ante todo guardar la san– ta obediencia. Virtud grande y egregia es la sencilla obe– iliencia, que no conoce tardanza, ni opone ra– zones en conirario, antes bien, ejecuta sin ré~ plica IÓ mandado. Por eso·se le debe gloriosísima corona; y i·~cibirá la palma de Jos mártires, porque lu– chó varoriit'mente y sojuzgó la ·naturaleza, obedeciendo hasta la muerte. Que es un género glorioso de victoria ven– arse perfectamente a sí mismo por. amor de ia obediencia; esta es la suprema alabanza de los monjes, y la hermosísima corona de todos l0s religiosos, ¡Oh feliz obediencia, dtgna de la mayor ve– neración y aprecio, que predicó y guardó nuestro Señor·jesucristo, sabiduría 'eterna del Padre, diciendo: «He bajado del cielo, no para hacer mi V<>luntad, sino la voluntad del que mé envió•. Y puest0.en oración. momentos antes de dar principio su.pasión, oró también así .con abnegación completa de su voluntad: •Padre, sí no puede pasar este caliz sin que yo lo be~ ba, hágase tu voluntad•. · De esta misma virtud díó una prueba mag-
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