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-332- que para ninguna otra eosa has de desear la> vida, que para servir a Dios más perfecta– mente. Contra tres vicios se hace preciso luchar· todos los días, vicios, que casi nunca se ven·· cen por completo, es a saber: la soberbia, la gula y la pereza. La soberbia se oculta en el corazón, y de· muchas maneras hace acto de presencia en el hombre necio, levantándolo en su propia es– timación; aparece con frecuencia en el vestido, échase de ver en el tono de la voz, y se des– cubre en el andar y ligereza de ademanes. La gula es un vicio grave, que, sí no fuere· refrenado, hace al hombre disoluto, tardo e· inepto pard las cosas espirituales; induce a la soñolencia, y excita a la liviandad. La.pereza retrae de los ejercicios espiritua– les, de la oración devota y del estudio de la sagrada escritura; busca la blandura de la carne, huye del trabajo, aborrece la celda, gusta de parlar, se deleita co.n noticias inúti– les, y siente tedio de las cosas divinas. Quien varonilmente no lucha contra estos tres vicios, poco adelantará en la vida buena, y no tardará en caer en otro5 males, que de ellos se originan. El amor de Dios se prueba más en el des– precio de sí mismo y de las cosas terrenas·,

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