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·o() Oo· @Qt~~l2!1~~12!1~ ·oO. 0<>- CAPITULO IV Devota carta a.un Religioso ¿Quieres saber, devoto religioso, cuále~son las cosas más útiles y nrcesarias para con-· servar la devoción y paz del alma, y para adelantar en la virtud y edificar al prójimo? Hélas aquí: la soledad, el silencio, el traba– jo manual, la oración, la lectura, la medita– ción de las sagradas escrituras, la pobreza, la sobriedad, el olvido de la patria, el aparta– miento del siglo, Id quietud del claustro, la asistencia al coro y la guarda de la celda. Observando estas cosas, el hombre se vuel– ve compungido, interior y devoto. La ocupación excesiva en las cosas exterio– res es de impedimento para las interiores, y entibia el deseo de las celestiales. Dos cosas perjudican mucho a los religio– sos, y los privan de ser iluminados: el hallar– se demasiado complicados en ejercicios cor– porales, sin fijarse biena qué deben ordenar-

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