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- 327- tu corazón el qúiero y no quiero, el me gusta y no me gusta, y nada te hará sufrir. Estarás tranquilo en tu interior, si no tede– Tramas demasiado en el exterior. No te dejes seducir de los bienes terrenos, porque no pierdas los eternos, que promete Cristo en el cielo a sus amigos. Todo lo que se sab~ o se posee, es nada, si no se tiene a Dios en el alma. El que mira con desprecio las cosas, qtie deleitan en la tierra, puede levantar su espíri– tu a las del cielo y conseguir alguna parte de los celestiales deleites. ¡Ay de mil ¿Cómo puede ser que queramos ser algo, cuando ncda somos en verdad, aun– que nos parezca que lo somos? . ¿Por qué vienes a quejarte tanto, y andas discurriendo de un lado para otro? A donde quiera que fueres, y donde quiera que estu– vieres, no hallarás todas las cosas a tu gusto; porque en todas partes has de encontrar algo .que te mortifice. Y si 110 aciertas a sufrir con alegría, es pre– ciso al menos te sostengas, y no pierdas la la paz y a todo te sobrepongas con la pacien– cia. Todo es nada, mientras no desistas de bus– carte a ti mismo en las cosas. Mieo tras vivieres en la tierra, tienes que !u-

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