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- 314- obedecer a un más andano, ciertaménte . se halla lejos de la verdadera humildad. De la humildad, como raíz de las virtudes brota el fruto precioso de la obediencia, la cual llega a sazón en la caridad. Es de verdadero humilde mirar sus propios .defectos, juzgarse con severidad a sí mismo, y llorar noche y día los pecados cometidos. El religioso humilde no juzga a su prelado, para no ofender con ello al juez del cielo; no centrista a su hermano, honra al anciano, to– lera al imperfecto, ruega por·eJ tentado y ayu– da al necesitado. Dos humildes concuerdan entre si muy fa– cilmente, dos soberbios contienden entre si por la cosa más Vil y despreciable. Se puede sin peligro alabar al verda dero humilde, por cuanto se reconoce fragil en de– masía, y tiembla por todos sus hechos y pen– samientos en el ac'atamiento de Dios. Mucho aprovecha para la humildad el con– siderar los ocultos,juicios de Dios, y recordar con frecuencia el último fin. Humilde puede reputarse aquel, en quien no hacen mella las humanas alabanzas. Te– niendo el pensamiento en la gloria del cielo, fácilmente se desprecian los honores de la tierra. Mas. el que busca su propia gloria, no vive en la verdad, ni ama a Dios perfectamen– te sobre todas las cosas.

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