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;\ - 306 - - Hallarás a aquel gran Arsenio, de venera– ble santidad, ante cuyo silencio no te atreve– rás tú a pronunciar una palabra. Hallarás a otros muchos en sus celdas, en las cavernas de la tierra, los hallarás, digo, ,solos, entregados al silencio, y no distraídos vagueando fuera. No lo guardes tú de mala gana, cuando puede serte principio de tantos bienes espiri– tuales. Por la soledad y silencio consiguieron tan– tos santos la paz interior, y aprendieron lo que después con tanto provecho enseñaron a los demás. Así el gran Antonio primeramente se ocul-– tó; después apareció glorioso Padre de los monjes. Así San Benito; así San Gregorio en su monasterio; así San Bernardo, y tantos y tantos otros varones perfectos. En su vida hallarás lo que debes imitar> que con obras y palabras se hicieron espejo, en que poderse mirar los otros. , 00 :.goooo.,., 0 0 "<>::>oooooo 0 "