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25 - Debemos, pues, iwsotros, que vestimos há– bito reÜgioso, en ~u1nto lo permita nuestra fragilidad, apartar nuestro corazón de todas las cosas visibles y materiales, y levantarlo a la contemplación del rostro invisible de nues– tro Criador, y aipirar siempre a lascosas del cielo; y todos los días, y todas las horas, y especialmente cuantas vzces nos acontezca al– guna mayor distracción MI espíritu, pedir hu- · mildemente perdón, y decir llorosos con el profeta: <Convíértenos a tí: oh Dios Salvador. y aparía de nosotros tu ira». Cuando así lo h3cemos, recibe Dios con agrado nuestras preces, y se alegran sobre nosotros en el cielo los ángeles; porque de todo corazón nos convertimos al Señor nues– tro Dios, que es la bienaventuranza de los Santos. Empero Satanás por el contrarío procura apartar el alma de este Sumo Bien, o por di– versas vías y sugestiones impedirle llegarse a Él; y lanza a su interior pensamientos de so– )¡¿rbía, de ira, de gula, de impureza, de -envi– .dia, de discordia, de dureza, de hipocresía, de blasfemia, de desconfianza, de pusilanimidad, de inconstancia, de disolución, de negligencia y de otros muchos vicios y pecados, a fin de abstraerla de las dulzuras celestiales y de la pureza angélica, y encaMnarla a las cosas vi– les y bajas de la tíera; para que ren\lida y fa-