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o o o o o o o o o o CONFERENCIA 4.' De la preciosa margarita de la cas1idad Vamos a hablar un poco ahora a(e ;·c.a de la castidad; y en primer lugar veamos ~ uién es el que mora en ella. El Espíritu Santo es el principal autor de la vida ínocent~. y el conservador de toda castidad. Que en el ·alma malévola no pene– trará la sabiduría, ni morará en un cuerpo es– clavo del pecado. Sin especial favor de Dios nadie fué casto jamás, y sin su divina protección nadie ·con– snvó el honor de la virginidad. Gloriosa es en verdad la virtud de la pure– za, preciosa su victoriosa palma, ins,.gne y admirable la flor inviolable de las vírgenes. Cuánta sea la gloria de estils y de todo~ los continentes, pónenlo de manifiesto los recios combates q:1e sostienen; y el corto número de los que vencen y perseveran hace que brille más exple-!1dorú5:a ]a hermosura de esf.a ,.vir– tud.

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