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-268- patria bienaventurada y cree para si más ven·· tajoso el ser arrancada de esta vida miserable· antes que (lo que Dios no permita) le sobre– vengan cosas peores que las pasadas. Allí, acabado todo temor, a una voluntad perfecta uniráse una seguridad completa. Con este estímulo, pues, como con una de las espuelas el caballo, es avivada en sus de– seos; y emprendida la carrera, dirígese con rapidez a la celestial patria, pues no tiene aquí abajo ciudad permanente, y ni si.pier a un poco de descanso., ·.·.•: Otras veces no son el dolor y la tribulación· . los que excitan en el alma el deseo de salir· de la caree! de este mundo sino que encendida .\' en un deseo nobilísimo de ver a Oj os) es atraida con vehemencia hácia las cos'!s del cielo. Hácesele demasiado ruin y angosta la pre– sente vida, porque se le niega en ella la abun– dancia y· plenitud; y ansía ella saciarse en la fuente de aguas vivas y no entretener su sed con pequeños sorbos. Mucho dista del anterior este segundo esti– mulo; pues impulsado por él, como ei caballet· por la segunda espuela, el rleseo santo, tanto más ligeramente se dirige a su objetuf cuanta es más fuerte el amor que el temor en SUl'· efectos. A esta alma se adopta bellr.mente lé• "'" de·

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