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- 263 -- Mucha materia 'ti en~ a la v~rdad de que do– lerse, la cual ni a conocer siquiera a fondo alcanzar puede, si no renuncia a Jos consue– los terrenales y busca con fé sincera Jos bi~nes eternos. El peso de su miseria, que la arrastra al abismo de los pecados, hácele comprender al alma fiel que sin la gracia de jesucristo no puedl sostenerse en pié ni elevarse a las co– sas de1 cielo. y así necesita ser consolada con frecuencia por el mismo Cristo con visita espiritual y consolación interna, para no serturbada poc ninguna delectación insana, o sorprendida en sus bueJ;IoS propósitos con alguna falsa su– gestión diabólica. Que son muchas las asechanzas y lazos del <lemonio, los cuales no pueden evitarse sin una luz especial de la divina graciu. Asaltan a los santos con frecuencia diversas tentaciones y no pensadas tribulaciones. Mas hace el Señor que todo redunde en utilida-;1 y provecho suyo; por lo cual sea siempre su nombre bendito. Debe el alma devota en medio de los tra– baj.r.l que sufre en este lugar de destierro, pensar en el descanso futuro de los santos, para no desfallecer con la pesada carga; aur:-· que ciertamente muchas veces es un alivio al .que sufre el entregarse al llanto. ¿Y qué de extraño tiene que llore amarga-