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! -- 258- rezos; pero entonces será vestida de ~oblr: vestidura. Su consuelo es la memoria de Cristo, y :an– te· es mayor este consuelo, cuanto que sabe ToO estará aquí mucho tiempo; que llegará p~onto él, y llamará a la puerta, y diri : Le– ''antate y ven. ¿Y qué hará entonces ella? ¿no despertará a este llamamiento? Levántese, pues, asómese a la ventana, y mire sí es el amado el que lla– ma; y cuando una y otra vez llamare; abra sin tardanza, y dígale: Aquí estoy, porq>:e me nas llamado. Sí me buscas, presto estoy, Se· :'lor. Saca de esta caree] a mí alma para que– confiese tu nombre. No permitas Señor, que siga por más tiempo separada de tí, y rc.:ibe– me ya en tu bondad. Y qué alegría será la suya, cuando oyere al Señor que dice estas o semejantes palabras: Sígueme; tiempo es ya de que comamos jun– tos: vamos, pues, no a cultivar la viña, st!lO a beber ele] vino exquisito de sus uvas; vamos, no ya a la judea, sino a mí ·patria del :ielo: subamos a esta solemnidad, porque grar:de es ;esta fiesta de los ángeles y de Jos hombres. ¿Y que dices tú a esto, alma mía, que a:<das peregrinando en el cuerpo, y esperas por tan· !o·tiempo, y repites todos los día~ en la ora– ción: venga a nos el tu re.ino? ¿cuándo le ·.•eré? ¿se ac0rd ará de mi?-. pero ¿s2 olvidará d!! :om-

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