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-252- todas las cosas. Pasa el mundo y toda su con, cupiscencia. El que nada ama en el mundo, más fácil-· mente sufre las adversidades. Engáñansz los. amadores del mundo, cuando confían en la nada. Los santos anhelan el premio eterno, y desean salir pronto de este mundo. Nada quieren tener en él, porque su premio lo espe– ran en el cielo. Sufren muchas contrarieda– des; pero se defienden con las armas de la paciencia. Algunas veces quisieran verse libres de !'as tribulaciones; pero sin embargo en todas ellas se abandonan en mis manos, diciendo: Padre, hágase tu voluntad. Padre, no como yo quie– ro, sino como quieres tú. Todas las cosas que quiso, hizo en el cielo y en la tierra, en el mar y en Jos abismos. Por eso a nadie le sobreviene una adversi– dad sin mi permiso y justa ordenación. Y dije: Señor, todo lo sabes, y conoces lo que más me conviene. Siervo tuyo soy, hága– se en mí según tu palabra. Todos tus juicios son rectos y verdaderos; a uno humillas ya otro exaltas; porque en tu mano están Jos lími– tes todos del orbe. justo eres, Señor, y recto es tu juicio; eres santo y fiel en todas tus obras. A tu voluntad están sujetas todas las cosas, y no hay nadie que pueda resistirsete. Tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo

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