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-246- parece; por eso yerran y se equivocan tanto. Sabed, hijos de obediencia, que el mal nun– ca debe hacerse; pero interrumpir el bien al– gunas veces por imposición de la obediencia, conduce a la perfección. Pues del mismo modo -que la caridad perfecta no se busca a sí mis– ma, la obediencia verdadera nunca busca ~brar según su propio parecer. A mí me obedecéis, cuando obedecéis a v-u estros .prelados; para mí vivís, cuando os inmoláis; yo os he vivificado, yo he muerto -por vosotros; y vosotros viviréis conmigo, si .conmigo hubiereis también muerto. Mortificad, hijos mios, mortificad vuestra propia voluntad, vuestro propio parecer, vues– tro propio sentir, y todo otro deseo malo y carnal. Matad todos esos enemigos; de lo con– tra río ellos serán los que os darán muerte a vos otros. Si no acabareis con ellos, os serán cpaj uela en vuestros ojos, lanza en el corazón, serpiente en el camino, y osa terrible a vues– tro paso. No os dejarán dormir en el lecho de Ja conciencia tranquila, y os robarán la paz -de 1 corazón; porque ellos son los que contur– ban a Israel, esto es, al alma fiel, que desea ver a Dios. Advertídooslo he; a ver si andáis con cau– tela, porque los días son malos; abstenéos de toda clase de mal. Os he propuesto por ejemplo a los Patriar-

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