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- 244- los que buscáis en vano la consolación; pues yo soy vuestro consolador. ¿Por qué teméis en el día malo? Yo soy vuestro protector, vuestro ayudador en la ne, cesirlad y tribulación. Decidme ¿cuándo no acudí yo a los que esperaban en mi? ¿cuándo me hice sordo a sus clamores? ¿Qué es lo que está escrito en los salmos, cómo lo lees? •Cer– ca se halla el Señor de los que están con el corazón atribulado, y salvará a ·los de espíri– tu humilde. Clamaron los justos, y escuchólos el Señor y los libró de todas las atribulado• nes». He ahí las palabras con que os exhorto a no desfallecer en las tribulaciones. Antes bien debierais alegraros de padecer adversi– dades en este mundo, que son ellas una señal de mi amor, el sello con que distingo a mis· ·élegidos. Abrid e.se libro sellado por fuera y escrito •por dentro, digo, el antiguo y el nuevo testa– mento; leedlo y veréis como no ha habido santo alguno, que no haya sido examinado con padecimientos y tentaciones; que no haya sufrido injurias y per-Secuciones; y qt¡e con estas cosas no se haya hecho más acepto a los ojos de Dios y más esclarecióo a los de ios hombres. Mis santos adelantan en las adve1·sidades; y <m las tribulaciones exhalan por su paciencia
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