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-241 -- ·, ¿Y cuál es, oh buen Je~ús, aqu-ella palabra de nuestra salud que pronunrinste en grande congoja ·de tu alma? ¡Ah! ~i: «Triste está mi alma hasta la muerte>. Y luego después a lo~ discípulos: •Llegada es la hor,>, en qne el Hijo del hombre va a ser enlreg~do en manos de los pecadores, para ser crncificado y mnerto•. Y en otro lugar: "Padre, sálvame en esta hora; mas por .eso he llegado a ella» es a saber, oh buen jesús, para morir por el pueblo, a fin de que no perezca la gente. Porque si el grano de trigo, que sois' Vos, no muriere cayendo en ·¡a tierra, permanece él solo; pero si muriere, produce mucho fruto. ¡Oh feliz hora y día bienaventurado, en que fué redimido el hombre 'de la muerte eterna! ¡Oh tristeza alegre y grata sobrema– nera, que ahuyentó la tristeza de nuestra con– denación, y devolvió ~ los hombres los gozos perdidos del paraíso! Ese había de ser el fi"U!o, oh Jesús mio, de tu sagrada pasión y de ia tristeza grande, que tomasté por nosotros, para reducir al hombre ·perdido a la vida perdurable. De con– goja, pues, ftté aquella hora y no de gozo;' de pena lué, ·y no de consuelo; de aflicción y no de paz; que bien pudiste decir a las turbas:– <_Como a ladrón habéis venido con espadas y palos ~ prender~•'· · Hora, es esta, a la verclad, de niebla. y de

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