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- 234- ¿Adviertes, alma mía, que te hallas en tierra de enemigos'/ Mas si anduvieres en el camino ' de Dios, vivirías ciertamente en paz sobre la tierra. Abandonaste al Señor tu Dios, fuente de aguas vivas; y cavaste para tí cisternas inútiles, que no podían retener las aguas; por eso fuiste entr?t<ada·en manos de los que te aborrecían. Per<J, vuélvete a mí, dice el Señor, y yo te recibiré. Por mis pecados, Dios mío, han venido so– bre mi todos estos males. Pequé asi como mis .padres, y llevo el pesado yugo de tod.os Jos · hijos de Adán; pues que hijos somos de ira todos sus hijos. Y si no hubiese venido sobre .nosotros tu auxilio de lo alto, nos hubiera su– cedido lo que a Sodoma yGomorra, que fueron destruidas .en un momento. Por eso es grande misericor¡;lia tuya, oh Señor, el que no haya– mos sido consumidos; y efecto de tu gran bondad, el que vivamos todavía. Hijos éramos de muerte; pero Tú nos previ– niste con tu compasión en tus misericordias; y no como 'fué nuestro delito así ha sido ·tu juicio, sino que sobreabundó tu misericordia sobre todas nuestras malas obras. Recordaste <¡ue somos polvo, y que el hombre es como el heno y la flor del campo. Así lo confieso delante de Tí, Señor y Padre de las misericordias, reconociendo mi miseria y ser justo tu castigo cuando me afliges con ella.
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