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-228- ¡Ay d~ los que subís del lado del Aquilón sobre un monte muy alto, para ver todos los reínos del mundo y su gloria, y decís: nuestra esperanza es la torre de Babel, allí reposare– mos y nos alegraremos! No será así, ni se cumplirá vuestra palabra;, y en vez de cánticos de gloria oiréis esta ende– cha de amargura: •Hija de Babilonia, desgra– ciada; bienaventurado sea quien te retribuya tu retribución, que tienes merecida». He ahi el martíllo y el yumíue, la vara y el báculo; desesperación y llanto sobre todos los soberbios; caída y desprecio, ignominiay con– fusión sobre,.todo el que presume. No queráis, pues, hacer alarde de vuestra fortaleza; ni hablar iniquidad contra Dios; an– tes bien descended, descended hasta el pro– fundo en la Congregación en que vivís. El pro-· fundo es la humildad; y nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto ya, es a saber, Cristo Jesús.. Este fundamento descansa en los montes santos, pues ama Dios más las puertas de Sión, que todos los palados de Babilonia. De los humildes queríamos hablar; y nos ha, desviado de ello la soberbia de Satanás. Muchos hay, que están muy prestos para su– bir, y muy perezosos para bajar, muy dispues– tos para los honores, para los grados, para

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