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--- 227 - los hombres; y así quieren amar las virtudes sin aborrecer los vicios; por lo que se engañan miserablemente, pues quien ansía sentir la dulzura de la virtud, debe estírpar MI corazón los vicios y los abrojos de las pasiones. De ahí que el humilde trab;1ja siempre por retundir todo engreimiento <lei corazón, y aborrece toda elación sobre los demás, que mira él como una grande iníquidad..Qur· hizo ella de los ángeles demonios; y a los hombres los hizo pecadores; porque manchado está de– lan:e de Dios todo el que se eng7·e en su co– razon. ¡Ay de los que sois grandes en vu"stros ojos, y a vosotros mismos os tenéis por pru– dentes! ¡ay de los que creéis santo todo lo alto, y de todo lo sublime decís qu e es honor de Dios y gloria suya! ¿Por qué así engañáis vuestro corazón? Mucho os engreís, hijos <le Leví. No q:oeráis meteros en cosas grandes, qu~ e:s:á:1 sobre: vos– otros, mas inclinad con humildad vuestra cer – viz rebelde. Lo cual si no lo hiciereis, yo subiré contra vosotros y llamaré al cielo y a la tierra y a todos los elementos en contra vuestra, y pe– leará conmigo todo el orbe coritra los insen– satos y soberbios. Y se doblegará vncstra al– tivez; y el altanero será pisoteado, y el glorio– so de la tierra quedará confundido.
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