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- 22'5 ·- narán himnos de agradecimiento por los do– nes recibidos•. Por eso nada busca ya en la tierra; porque toda su esperanza la tiene puesta en el cielo. ' Y así ora con el Profeta y dice: · Mi esperanza eres Tú, Señor, desde mi mocedad; mi porción en la tierra de los vh·ientes•. "Y ¿qué hay para mi en cielo, y qué quiero yo en la tierra , fuera de mi Dios? Tú eres, Seiior, el Dios de mi co– razón, y mi herencia para siempre•. · Desea estar debajo de todos, di~puesto a servir a los demás por mi nombr'jl pues se acuerda de la Escritura; que dice: •.Quedóse el Niño jesús en jerusalén, sin haberse dado cuenta de ello sus padres•. Y añade luego: · Bajó con ellos, y estaba sujeto a ellos•. Y en otro lugar: •Yo estoy en medio de vosotros, como quien sirve». Dícese, pues, él a si mismo: ¿No estarás su– jeta a Dios, alma mía, cuando de Él proviene mi salud? Está, pues, alma mía, sujeta a Dios, _porque Él es tu salvación. Fiuniliar es en verdad a los humildes el amor a la sujeción, al abatimiento y a la fal– ta de reputación. ¿Pero dónde se hallarán tales hombres? Tú, Señor, lo sabes, pues Tú conoces la congre– gación de Jos Santos, ya que eres morador de las almas humildes.
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