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-219 - También subió Simón Pedro, el cual decía: • Buen;:> es estarncs aquí •. Señor, estos Sa11tos te siguieron, y Tú les mostraste la gloria eterna, la que tienes pro– metida a los que te aman. Conozco la subida: que llega a tu reino todo el que abandona este mundo. Pero bajemos de nuevo; porque ailora es tiempo de bajar. Señor, inclina tus cielos y baja; toca Jos montes de la soberbia, y hu– mearán. Baja a nosotros, porque no podemos por nuestras propias fuerzas subir a Ti. Si nos empeñamos en ello, desfallecemos; y si alguna vez subimos, llevamos camino torc!do, y nos es peor, y caemos más profundamente en el lodo. Cuando puedan correr Jos cojos, y andar con ligereza Jos de pies torcidos, entonces po– drán también adelantar los soberbios. Cuanto más corren, tanto más tropiezan; y cuanto ·más alto saltan, más lastimosamente caen en el profundo. Si pusieres en el cielo tu nido, oh soberbio, de alli te arrancaré, dice el Señor. Oído hemos la soberbia de Moab; soberbio es en gran manera. Su soberbia y arrogancia son más que su fortaleza. ¿Por qué te ensoberbeces, tierra y ceniza? "Tierra eres, y a la tierra has de ir a parar. Baja primero, para subir después.

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