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-218 tan ansiosos y dispuestos para subir, y tan rec misas para bajar? Maestro, dijo otro, te seguiré a donde quie– ra que fueres. Muy bien dicho: te seguiré; porque siguiéndote a Tí, nadie yerra, pues Tú eres la luz y el dla, y quien anda de día, no tropieza. Te seguiré a donde quiera que fueres, ya subiendo ya bajmdo, pues tú me has enseña– do un buen subir y un buen bajar. Buen subir es del mundo al Padre. Con gus– to subiré allá, porque allí está el tesoro inde– ficiente; allí se celebran las bodas del Corde– ro; y pronto llegará el gran día de fiesta de los Santos; subid a este día de fiesta «Aseen– dile ad dien festum hunc". Id y decid a mis hermanos: <Subo a mi Pa– dre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios... ¿Quién subirá a este monte y quién se sostendrá en su lugar santo? Monte de Dios es este, y monte fertil en verdad; ¿por qué mi– ráis a los montes, a los montes coagulados? Alto es el tal monte, no puede ser visto de los que yacen en la tierra. Por · eso Juan el Evangelista, que se elevaba en alas de la con– templación, vió al Cordero, que estaba en pié sobre el monte de Sión. Al cual deseando seguir el R. Profeta, oraba así; •Quién me dará alas como de paloma, y volaré y descansaré?)).

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