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1endáis subir, porque 11\., Sl'ré con vosotros. S i subieréis, caeréis a la vis: r1 d\~ vuestr enemi– gos, los cuales os escdnH'nT.. Ill, y conoceréis entonces cómo resisto yn ,., los soberbios. ! Humillaos bajo la po<lfr<>s<~ meno d~ Dios, y os ~xaltaré; porqu~ •el <!"'' "' IHHnilla, será exaltado, y el que se exdli.J, .,..,.;, humillado•·. -¡Cuántos quisieron subir, y c.Jyl·rnn l'lllllO una pesada piedra en e:I profnndo! F<~rdóll y sus carros fueron sumergidos en ,.¡ M<il" !~ojo. Luzbel y Jos que le siguieron fueron <~rrojados del cielo; Adán y Eva fueron expulsddos de! Paraíso; todos estos, por querer ~scaldr el monte de la soberbia, se precipitaron en el abismo del pecado, y, excepto Adán y Eva, e.: la condenación eterna. -Ay, ay, Señor; Dios mio, ¿quién se sos– tendrá frente al furor de tu ira? Oerrihástelos, Señor, cuando se engreían. Cayó, cayó Babi– lonia, y lué convertida en un montón de ruinas. Y ¿qué haré yo, miserable de mi? ¿A dónde huiré? Temblando estoy de temor y espanto: porque Dios no perdonó ni a los ángeles ni a los hombres soberbios. ¡Ay de mí, si subiere! y ¡ay de mí otra vez, si no bajare! ¿Quién me mostrará el camino, por el que pueda andar con seguridad y sin peligro? - Yo, dice: e:l Señor, soy el camino; si por mí anduvieres, serás salvo.

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