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-213- persuadirme qu~ la humildad es el camino del cielo, si no me lo puede persuadir el que vino del cielo? / ¿Hasta cuándo serás incipiente, a(ma mía, y andarás por sendas no rectas, errando siemr pre y sin llegar nunca a la wrdad? La humil– dad es el camino, y no hay otro para llegar a ella. •Yo soy el camino, la verddd y la vida•. Humíllate, alma mía, rebájate, y Cnisto será tu .vida. No hagas caso a lo que digan otros, mas atiende a lo que dice jesús a los humil– des: •N'o queráis temer, pequeña grey, porque se ha.complacido mi Padre en daros su reino•. Y en otra ocasión, regocijándose en el Es– píritu Santo, decía al Padre: •Confiésote, Pa– dre, Señor del cielo y de la tierra porque ocultaste estas cosas a los sabios y prudentes, y las has revelado a los pequeños. Así sea, Padre mio, porque así pareció bien en tu pre– sencia:t. ¿Qué te parece de Cristo? ¿De quién es hijo? •En verdad era Hijo de Dios este hombre• . Si nada quiso tener, pues, en el mundo el que con el Padre crió todas las cosas, ¿qué andas tú buscando todavía? Tiembla al oir aquellas palabras, que dijo: •Vosotros sois del mundo•. Estando jesús con sus discípulos, como se acercase ya la hora de la pa~ión, queriendo

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