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- 208- el Hijo del Hombre no tiene rtonde redimir su cabeza». Tampoco posee la pobreza criados ni cria– das, palacios ni heredades ni nada, que pueda servir al decoro y consideración de la vida o a su comodidad; que d~ lo contrario pe:deria su nombre venerable. Y del mismo modo la humildad ni tiene ni puede tener de esas cosas, sino que deseando -asemejarse al Hijo de Dios, declara como él: <Yo he venido a servir, no a ser servida>~, sierva soy de Cristo, _no me es licito ha~er de .Señora. Toda mi gloria hago consistir en que aparezca en m i la servidumbre de jesucristo. Ya que tengo formado el propósito de no ser• vir más que al Criador, ¿có:no puedo hacer caso ni por un momento de estas cosas vanas y caducas? Lejos sea de mi y de mi casa quien con buenos ojos no mirare la pobreza y sencillez; sábete, pues, pobreza dilectisima que por sola la humildad, si digna quiere hacerse de este nombre, serás recibida con agrado y buena voluntad; para los demás eres desconocida; y creo·to serás aún por mucho tiemp'>. Nada te importe. Acuérdate que yo también luí desconocido para muchos. Si a mi me per– siguieron, también te" perseguirán a ti. Si a mi me aborrecieron, también a ti te aborrecerán. Acuérdate de mis palabras, por las que ten-

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