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~ 193 ~ bien poca la tuya, mejor dicho, es completa– mente nula. Grande' abismo a la verdad existe entre mi pobreza y la tuya; pues Yo, siendo rico y no necesitando cosa alguna, no me avergoncé de hacerme pobre y desterrado en el mundo por· tu amor; y tú, pobre y de~nudo com;:, te ha– llas, que nada"trajiste a este mundo, ¿no debes fijarte en el ejemplo, que te he dado? Cesen ya tus quejas, que me parece debe bastar para tu alivio, mirar atentamente la magnitud de mí pobreza. Comer regaladamente y alegrarte con ex– ceso no debes pretenderlo en este mundo sino ene! otro. Allí comerán los pobres y se harta– rán, y me alabarán todos cuantos me busca– ron en la pobreza. No es propio de los siervos d~ Dios alegrar– se de los bienes presentes y deleitarse en las pompas del mundo; antes sí po" el contrario, desechadas sus dulzuras, acogerse a las deli– cias de mí pobreza. Mi pobrez~ y humildad son verdaderas delicias para aquellos cara– eones, a los cuales asquearon las riquezas te– rrenas. ¿Pretendes acaso con aquel rico de.mi Evan– gelio vestirte de lino y púrpura y comer todos los días regaladamente? Mira no te suceda también ser atormentado con él eternamente