BCCCAP00000000000000000000232

, -191 - ¿Y a Moisés qué tabernáculo asignaremos? Su mansedumbre admirable muestra clara– mente, que debe asignár~ele el tabernáculo de la paciencia, pues fué, como lo atestigua la Escritura, el hombre más manso de todos los que en aquel entonces mo:·Jban en la tie– rra. Ese tabernáculo fué fabricado según el mo– delo que se mostró en el monte, donde dijo el Señor: •Bienaventur<)dos los mansos, porque ellos poseerán la tierra». cE!ías ya vino•. Vamos, pues, a ver el lugar de su morada. Si me fijo en su abstinencia y escasez, la pobreza me adv!rtirá pronto: soy yo. En el tabernáculo de la pobreza moró en efecto el gran profeta Elías. Diganlo si no, los cuervos que lo alimentaban, la cueva en que se ocultaba, la aspereza de los vestidos, que apenas cubrían su cuerpo, y el ángel del Señor que le suministraba el pan subcinericio y el agua. ¡Qué bien estamos aquí, y qué agrada– ble es habitar en estos tabernáculos! ¡Oh si mereciese yo ser co;¡ lado en el nú– mero de tus santos, siquiera como el más mí– nimo de ellos, para tener lugar en tu casa y ser recibido de ellos en sus tabernáculos, cuando desfallecieren mis fuerzas y se acaba– re mi vida!. ¡Qué feliz sería al menos si entre estos pre-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz