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- 183 - un deseo ardiente de sufrir improperios y bal– dones de cualquier parte que vinieren, y que me asemeje a Ti en la vi<ld y en la muerte. Sé Tú para mí la vida; y el morir por Tí 1o mire yo como ganancia grande. 12 DE LA MEDITACIÓN DE LA PASIÓN 1>1\ JESUCRISTO Muchos bienes nos reporta la Pasión del Salvador meditada con frecuencia. Y entonces especialmente hemos de acudir a ella, cuando nos asalta alguna adversidad interior o exte– _riormente; y pensar con devoción cuánto su– frió el Señor por nosotros, indignos siervos suyos. Y debe servirnos de consuelo el que nos dé a probar su caliz, y quiera que aprendamos a sentir en nosotros su Pasión. Porque aprovecha poco pensar en las penas de Jesucristo, si rehusamos tolerar con gusto cosas semejantes. Debemos también traer a la memoria los trabajos que sufrieron los sanies por el nom– bre de jesucristo. 13 QUE HA DE SER GRANDE NUESTRA CONFIANZA EN DIOS Depuesto el temor servil, vístete del espíritu de amor y devoción, recibe la fortaleza, y ár-

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