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- 182- Tí sufro estos trabajos; por Ti muero cada día; por Ti soy reputado como hombre inútíl y sin provecho; por Tí soy inculpado y córregído; por Tí me levanto y canto; por Ti velo y ayu– no; por Ti trabajo y escribo; por Tí guardo mi celda y callo; por Tí hago y sufro todas las cosas, porque Tú así lo mereces, y eres largo y generoso para retr[buírmelo en el tiempo que más te pluguíere. Recibe, Señor, a tu siervo para bien, y no temeré los ataques de la c·arne, del demonio y de los hombres. ¡Señor jesús! sé Tú mí refugio y mí único consuelo; sé mi particular amigo, porque to– dos los demás amigos me han abandonado; sé Tú mí esperanza, porque vana es la espe– ranza que en los hombres se pone; sé Tú mí gozo y la alegría de mi corazón, porque todos Jos gozos del mundo sin el tuyo, son inanes y sin sustancia. Sé Tú mi guía, mi allegado y mi amigo en el camino, en que ando, porque los hombres me faltarán presto y me serán arrebatados. En Tí se halla el objeto de mis cantos, en Tí el consuelo mío, en Ti toda mi confianza. Sé Tú mi salud y mi honor, mi amor y mi dulzura. lnfúndeme el amor a tu cruz, y haz que siga las huellas de tu pasión. Escribe en mi corazón tus llagas, y dame