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180 9.0 DE LA OBEDIENCIA PRONTA, Y DE LA RESPUESTA HUMILDE Lo que una vez se te impusiere de tal ma– nera has de cumplirlo, que no sea preciso re– cordártelo de nuevo. Lo que para bien se te dijere, para bien has de recibirlo, y seguirás así de bien en mejor siempre. No busques excusa en tus defectos, sino hu– millación para la enmienda. Si quieres ser a~;nado y salir siempre ga– nancioso, humíllate y sufre en silencio. Las virtudes siempre alegran; las pasiones engendran tristeza. Aprecia la Sagrada Escritura y léela con santo respeto, y sacarás provecho para tu alma. Aprende a meditar devotam~nte, a orar con gemidos del corazón y a levantar a Dios tu pensamiento. 10 A QUÉ HAN DE ORDENARSE TODOS NUESTROS EJERCICIOS Todos nuestros ejercicios a esto deben diri– girse: a que las pasiones sean vencidas; a que la propia voluntad 3ea mortificada; d que ~1 mundo sea despreciado y Dios solo amado; a

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