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- 10- cumpliereis•. Que tanto es uno más recomen– dable áelante M Dios, cuanto es más fervoro– so guardador de la disciplina. Dos condiciones requiere para ser comple– ta, la disciplina regular: que se ¡¡uarden con diligencia los estatutos, y que sean castigados severamente los transgresores de ellos. Es de bueno y devoto Religioso el hacerse violencia a si mismo contra la propensión de la naturaleza, sujetarse de buen grado a la disciplina, y no dejar pasar nada de lo que manda la regla. El que ama la disciplina sabio es, y se verá enriquecido de muchas virtudes, mas el que aborre~e la corrección, falto está de ciencia, y carecerá de honol'. Fíjate en el porte del Religioso disciplinado: no es ligero en el hablar, ni desaprensivo en .el mirar; antes por el contrario anda en temor de Dios, y hace sus obras con cuidado y dili– gencia; guarda el silencio y busca la quietud de la celda. No critica ni murmura de nadie, remite a Dios todo el juicio de las cosas, y a sí solo se tíen·e presente ante sus ojos: No se entremete en lo que no le importa, para vacar de esta manera más · libremente al cuidado de sí mismo.. Muy necio es en verdad quien descuida lo propio para preocuparse de lo ajeno.

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