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CAPITULO IX Oración para alabar a Dios fervorosamente ¡Señor, Dios mío, alabanza mía y gloria míal quisiera alabarte con voz tan sublime y tan devotamente, ·como jamás te ha alabado criatura alguna en el cido y en la iierra. · Quisiera honrarte con honor tan digno y tan graride, como jamás hds sido h·:J:l!'ado por $anto alguno en tu reino celeste. Quisi~ra veuerarte y amarte con tan ardien– te afecto y corazón tan amoroso, corno ha po– dido hacerlo devoto alguno y hombre perfec– to en este mundo. Renuévese en mí siempre el puro afecto de tu amor, y como fuego bajado del cielo abra– se mi alma y mi corazón; y purifique todo mi interior, para que nada quede en mí, que pue– da ofender la claridad santísima de tus purí– simos ojos. ¡Oh Dios mío, verdadero escudriñador· de

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