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- 134- Sin embargo no te verás abandonado, si tuvieres a Dios presente ante tus ojos. Si a Dios no agradas, de poco te valdrán los amigos de la tierra. Si hallares uno justo y temel'Oso ·de Dios, ámalo más que al poderoso. Guarda fielmente la honra del amigo, y acuérdate que es hombre como tú, y que es Dios solamente quien nunca se equivoca, y en quien Í10 puede caer pecado alguno. Lo que no quieres que se sepa, que no salga de tu boca. Ardua cosa es y raro caso guar- dar íntegramente secreto. · Así lo has de decir cuando lo digas, que no te avergüences si llegare a hacerse público. Quien no sabe callar, no conservará por mucho tiempo a los amigos. Estudiado que hubieres muchas cosas, si has llegado a aprender cuando debes hablar y cuándo callar, en verdad que habrás estu– diado con provecho. · Dénos el Señor este don grande; que cierta– mente es grande don, y son muy pocos los que llegan a alcanzarlo: saher hablar cuando conviene, como y a quien conviene en toda co– yuntura,

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