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- 133 -- res proceder con orden, como es debido, has de dar principio por tí mismo. Nunca cosa alguna has de anteponer a tu salud propia; para que no se te eche en cara aquello del Evangelio: <Médico, cúrate a ti mismo :t. Aprende antes en tí mismo, lo que quieres decir a los demás. Enseña doctrina con tu vi·· da, a tí mismo ponte por ejemplo; no a otros con descuido de tí mismo. Sé bueno y leal, y encontrarás amigos lea– les; el amor de Dios es el que hace esos ami– gos; no puede haber amistad estable, que no se halle fundada en el amor de Dios. ¿Pero dónde se hdllará amigo semejante, que en todas las cosas obre con lealtad y no– blemente? ¡Oh qué digno sería de estimación y apre– cio un amigo así; lleno por lo demás de amor de Dios y de su espíritu! El amor mundano decae presto, y en la ne– cesidad lo deja a uno abandonado. Teme a Dios, y se te juntarán amigos bue– nos. Guarda tu buen nombre, y hallarás fiel. compañero; y cuando lo hubieres hallado, Irá– talo con prudencia y delicadeza, y ámalo co– mo a tí mismo. Muchos amigos tendrás en tiempo de pros– peridad; en la adversidad no sé si hallarás uno tan solo.
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