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- 127 - ¿No merecerías más bien por tus muchos y graves pecados ser separado de tus santos hermanos como can inmundo, y duramente castigado, para que se bici ese venganza en los enemigos del Rey, a quien has agraviado con tantas ofensas, y no cesas de ofender to– davía? Mas ¡oh cuán grande es la misericordia de Dios para contigo, hombrecilb miserable, que después de tantas ofensas te permite gozar de la luz del día, y en retorno de tantos males colma de tantos bienes al indigno e ingrato, cual tú eres! Si alguno te escupiere al rostro, o con pala– bras de oprobio te afrentare ¿qué indignación no concebirías contra él por las injurias infe– ridas; o de qué castigo no lo juzgarías digno? ¿Y quién eres tú, y cuál es tu dignidad, en comparación de Dios, cuyo rostro santísimo has afeado con tus pecados? En verdad que es grande sobre ti su mise– ricordia, a la que debes el no haber sido ya aniquilado y el que difiera tu juicio todavía• y que no se haya encendido contra ti su ira, sino que con gran clemencia aguarde tu en– mienda, y dilate el vengar su injuria en espe– ra de penitencia; para que conozcas ser Dios suave y manso y de mui:ha misericordia en todas sus obras. ¿Cómo podrás olvidar las misericordias del