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-117 - Has pensado en la comid,, y en la bebida, y has comido con avidez excesiva. Te has deleitado en los mdnjares; querías– los mejores, y te has quejado de los más infe– riores. No has sabido sufrir la menor falta, ni pri– varte de lo que te gustaba, ni ccdel"lo a tu hermano, que a tu lado se sentaba. Te has buscado en las cosas pequeñas, y has perdido las grandes, es a saber, la fideli– dad y !a santa caridad. Has rezado las Horas con negligencia, sin devoción, sin la atención debida, y sin pro– nunciar clara y distintamente las palabras. Mira dónde has tropezado, y deja de glo– riarte y .engreírte de los bienes, que Dios te ha dado. Deplora sériamente con gemidos del cora– zón tu interior estado, enredado, como te ha– llas, en mil pasiones y apetitos desordenados. Escudriña lo más escondido de tu alma; mira si te ha movido y vencido la ira o la en– vidia, la ira o la concupiscencia, la tristeza o la impaciencia. Ni se han de examinar solamente los males cometidos, sino también considerar los bie– nes, que por negligencia se han omitido. Examínate si has recordado con agradeci– miento los divinos beneficios; si has rogado
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