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-115- Muchos hay, que cuentan su dinero, repa· randa en sus ingresos y ¡¡astas; pocos son los que examinan su conciencia, fijándose en la pérdida de tiempo e incumplimiento de sus deberes. De ahí qu2 sean más los que atrasan, que los que adelantan en la virtud. Hablan cosas buenas, y no las practican; reprueban el mal en los otros, y se dejan caer ellos en muchas faltas. Otra muy diferente ha de ser tu manera de portarte. Y sí de ver;¡s quieres adelantar en la virtud, no debes omitir la práctica de examinarte to. das las tardes. Si así lo hicieres, te renovarás en el espíritu, y" permanecerá en paz tu tabernáculo. Dormi– rás tranquilo, y no habrá 'quien te turbe, des– cansando seguro a la sombra de Jesucristo. Cosa horrenda es y en verdad incompren– sible, que se atreva uno a entregarse al sueño 1 teniendo su alma en pecado mortal, sin con– fesarse antes o hacer al menos el acto de con– trición. ¡Ay dolor! que de muchos he sabido haber sido sorprendidos de muerte repentina en me– dio de su malicia, y enredados en sus peca– dos, privados del auxilio y consuelo de sus amigos. Para prevenirte contra tu pigricia detestable en el examinar tu conciencia, señálate un. tiempo fijo cada día para hacer tu juicio, y

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