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o-------------------------'0 ¡~;¡~;:~;:iji;;iji;¡~¡;~;¡~;@;@;¡~;¡~;¡~;:~;:~;¡iji;¡~; o-------------------------0 CAPITULO X Del examen de la conciencia, más en particular y minuciosamente Ya, pues, que el justo es acusador de · si mismo en el principio de su oración, ha de. procurarse cada día examinar la conciencia muy en particular y detenidamente. El necio aborrece la corrección, el presun– tuoso no se cura de ella, el soberbio se excu– sa, el perezoso la desatiende, el disoluto la escarnece. El sabio ·medita sus caminos, remedia lo pasado, previene lo futuro, odia el vicio, gusta de las Santas Escrituras, e insiste.en la ora– ción. Enséñale, y te amará más. Seguro andas en el bien, cuando no se te oculta el mal. Ten por norma de conducta guardar con el mayor cuidado el capítu\o de culpas. .i

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