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... : ... ::·································.:::·································.:····-.: ·0~!································:~~:··············"''''''''""''":~0· ;:: ... : .................................. :: .................................. : ... ~::- CAPITULO VI De la comida en el refectorio Antes de dar principio a la comida no te Qlvides de rogar a Dios por los bienhechores y amigos difuntos; que es cosa devota y pro– vechosa el hacerlo. ·A ello te obliga por un lado la fraterna ca– ridad, y por otro el agradecimiento a los be– neficios recibidos. Lo mismo que deseas se haga contigo des– pués de muerto, hazlo tú también ahora con tus amigos difuntos, mostrándote fiel en rogar por ellos y aplicar en sufragio de sus almas oraciones y sacrificios. Sentado ya a la mesa, trae a la memoria la ~ena del Señor, y IG que dijó Él y practicó con sus amados discípulos.. Sea tu prelad<ll ~n m~dío de la Comunidad como otro Jesucristo, y los religiosos te re– presenten a los Santos .apástoles. Que tu pro– fesión y vida M la vida apostólica trae su