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-4- sentimental, incapaz de nada grande y subli– me, si ha de obtenerse a costa del más peque– ño sacrificio. Un amigo del alma de quien conservo grati– simos recuerdos, y a quien envio un saludo ca– riñoso a través de la inmensidad del Océano, regalóme a su vuelta de un largo viaje que hiciera por América y Europa, (1) uno de los volúmenes de las obras de Tomás de Kempis. Abrilo y leí: Imitación de Cristo, Lib. 1; Lib. 11 etc. ¿Quién no ha leído cíen veces los cuatro Libros de la·Imitación de Cristo? Pero al Libro IV noté que seguían otros tí– tulos, por cierto muy llamativos e interesan– tes para un Religioso: De la disciplina dd claustro.-Devotos ejercicios de los Religio– sos.-De la elevación de la mente.-Brevz ad– monición acerca de la vida espirituaL-De los tres tabernáculos, etc., etc. Eran demasiado sugestivos esos títulos, y los demás que omito, para que no leyese con avidéz, hasta con santa curiosidad lo que bajo ellos estuviese escriio. Y lo leí; y al leerlo, se me ibi!t .el pensamiento, se me iba el corazón a tantos millares de.Religiosas, a tantos mi– llares de Hermanos Legos de las diferentes (1) D. Cilyetano ÁrellaAo,. President~ de la Corte S. prema de justicia de FUipinas, hoilra y prtz de aquel ~. chlpl~iago.