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-65- PETICION Y EPILOGO A Dios habemos de acudir a pedirle las co– sas todas. Unas son naturales, otras sobrena– turales. Las naturales, como la salud corporal y conveniencias terrenas se han de pedir con condición, si convienen para su mayor honra y servicio. Las sobrenaturales, como son la gra– cia y las virtudes, se han de pedir absoluta– mente; pues cierto sabemos que convienen pa– ra su honra y servicio. Pedirá, pues el dolor de los pecados, o cualquier otro afecto que ha sacado, y todas las demás cosas que nece– sitare para si y para sus prójimos. Podrá dila– tar la petición como está en el ofrecimiento de obras. Y para que Dios oiga su petición, pro– cure la acompafíen estas cinco virtudes: fé, esperanza, fervor, humildad y perseverancia, mediante las cuales consiguió la Cananea, aunque gentil, de Jes~cristo Nuestro Sefíor lo que pedía, Fíat tibi sicut vis. (MATH. 15.) Cuando ya se acaba la oración, ejercite bre– vemente el epílogo, el cual contiene tres pun– tos. El primero, examinar cómo ha cumplido con las leyes de la oración. El segundo repa– rar en lo que más le ha movido, para valerse

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