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-63- ba; como el hijo que, habiendo pedido a su pa– dre perdón y propuesto la enmienda, se le está: mirando sin decirle palabra con la boca. Y n& se persuada que está ocioso porque entonces .ejercita la parte más principal d~ la oración, como he dicho; y si acaso se va a distraer () está con sequedad, vuelva brevemente con. mucha ternura a las consideraciones ya dichas,. repitiendo de cuando en cuando el dolor; y si siempre se hallare con sequedad, válgase de, algunas jaculatorias, ya hablando con Dios, ya: con la propia.alma, a este modo: Señor, dad-· me.dolor de haberos ofendido, sin Vos no pue-· do tener un pensamiento bueno. ¡Oh Dios de· mi alma! ¡Cuándo aborreceré lo que a Vos. desagrada! ¡Cuándo alcanzaré tanta dicha! ¡Oh< alma ingrata y desconocida! ¿Qué haces? Oh> corazón empedernido, ¿cómo no te quebrantas. de.dolor? Tomad Señor este corazón rebelde,. reducidle, abrasadle, consumidle en vuestro. divino amor. De esta suerte puede volver a avivar el afecto y fundarle en la contempla– ción;:ejercitándose en ella todo el tiempo po– sible; y si puede, todo ·el tiempo d~ la oración; y·cuando no pueda, gaste lo restante en las partes siguientes.