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-21~ porque como dice S. Agustín: •Premia Dios la voluntad cuando no le falta el querer sino el poder y facultad: <Corona,! Dominas volan– tatem, abi non invenit facaltatem. • · Procurando el justo esmaltartodas sus obras, sean oro o barro, buenas o indiferentes, pe– queñas o grandes, con estas circunstancias, las hermoseará y enriquecerá de calidad, que adornada el alma de todas las obras del día, ·vendrá a parecer a los ojos de su Esposo una Jerusalén de gracias. «Paratam sicat Spon– sam ornatam viro sao. (APoc. 21 ») Pero ha de estar advertido, que al fin no las manche el demonio con su veneno; el cual cuidadosamente pone asechanza al calcañal, esto es a la extre– midad de cualquier buena obra; procurando ha· cer perder el merecimiento, tentando con' pre– sunción y vanidad. Para que no le dañen estos brotes de soberbia y poder resistir a estas su– tilisimas ·saetas, no diga como los impíos: «Nuestra excelente mano, y no el Señor, hizo estas cosas. eManas nostra excelsa, et non Deas, fecit haec omnia. (DEUT. 32-Z7.») Sino rlndale a Dios las gracias, pues de El procede todo bien. Atribuya a su Divina Ma– jestad toda la gloria, y los defectos a sí mismo.

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