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-19- La quinta es •con deseos•, lo cual es una traza admirable para agradar a Dios mucho, no sólo con ·las obras propias, sino también con las ajenas y aun con las imposibles. Y pues.el merecimiento dimana del corazón y voluntad. y tambi~n la malicia; si cuando uno desea pe– car y se complace en el pecado, peca; también . si desea hacer una obra virtuosa y se complace en ella, como virtuoso merece. Añádeseles merecimientos a las bue(laS obras propias con los deseos vehementes. Hace una pequeña mor– tificación, y levanta el corazón a Dios y dice: Señor, como pobre os ofrezco esto poco. Qui– siera padeced_odo .lo que han padecido los mártires por vuestro divino amor. Si este deseo es eficaz, el premio será a la medida del deseo. Por eso de S. Martín Obis– po canta la Iglesia: _«Oh Santísima alma, a la cual, si faltó la espada del tírano, que la sepa– rase del cuerpo, no por eso perdió la palma del martirio. O sanctissima anima, quam etsi gladius persecutoris non abstulit, palmam lamen martyrii non amissit.» · Puede sacar merecimiento hasta de las bue– nas obras ajenas: Pongo caso: Ve, oye, o lee que un siervo de Dios hace grandes limosnas;

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