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-18- plexión, a veces del demonio y a veces de Dios. De ella nace la tibieza, por lo cual se ha de proc¡¡rar la alegría, valiéndose de santas consideraciones de la gioria y demás bienes que el Señor tiene aparejados para los que con fervor y alegría le sirven. Hay que pedirla a su Majesiad Divina, como lo hacía el Real Pro~ feta. «Redde mihi laetitiam salutaris tui, et spiritu princtpali.confirma me. (Ps. 50. >) La cuarta es •con unión• esto es, que todas nuestras obras las unamos con los merecimien– tos de Cristo Señor Nuestro, de su Santísima Madre y demás Santos. Al modo que una mo– neda corta, juntándola con gran cantidad de buena, pasa juntamente con ella; y una gota de agua, echándola en·una tinaja degeneroso vino, toda toma el sabor de vino, así la falta y cor– tedad de vuestras obras, se mejora con la in– finidad de los méritos de Cristo nuestro Señor y su preciosa Sangre, y pasan delante de Dios como muy valederas para conseguir la gloria. Por este . medio la consiguieron los Santos. <Hi su¡ít qui oenerunt de tribulatione mag– na et laoerut¡f sto/as suas et dealbaoerunt in sanguine Agni,- ideo sunt ante thronum Dei. (APoc.)•