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-XXII- En tercer lugar y con no menos cuidado se 1 han de observar las ceremonias, las cuales son: Unas acciones exteriores, acompañadas de lo interior, con las cuales veneramos a Dios. Se deben observar con más cuidado, por ser estas cosas mínimas y haber p~ligro de quebrantar– las. Motivarales a este cuidado el considerar, que aunque las ceremonias son cosas mínimas respecto a otras mayores, pero sí son grandes; pues con ellas veneramos a Dios, y nos son de grandes merecimientos. Lo segundo, que la perfección religiosa no consiste sólo en cosas gnindes; sino en acompaí\arlas con las míni– mas, y al paso que el Religioso observare has– ta' lo más mínimo de su Religión será más per~ fecto. Lo tercero, que son el contra-muro que defienden la observancia regular y el espíritu; y así como la substancia no se conserva sin ac– cidentes ni las frutas sin corteza, así el 'ahna religiosa no se conserva en virtud y regular lo lo divino que abarca 1a eternidad puede mante1er su carácter de invariabilidad. E:> preciso seguir 1aS ondula– ciones del momento de la disciplina de la Iglesia Y de las necesidades del tiempo. Los medios por grandes y preciosos que "Sean, en.tanto valen en -cuanto ayudan y sirven _para conseguir sus fines.

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