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-194 .- cho, y 'dándole eJ parabién de ellas. La quin– ta, acudir con gt ande confianza a su interce– sión en todas sus necesidades, para que Dios le dé las virtudes y buena muerte, mediante la cual pase a ser su compañero en la gloria. Las devociones exteriores y vocales se pueden considerar de dos maneras; una, cuan– do son afectos y frutos del amor de Dios y de– voción interior que mueve a ellas; en este ca– so no se les ha de señalar limites; porque no sólo no enfrían el corazón, sino que más le en– cienden en el amor divino. Otra, cuando se toman por medio para mover el ánimo y exci– tarlo a la caridad y a otros afectos píos; C¡!n . este caso nq han de ser muchas, para poderse dar más al ejercicio interior y mental. Aunque las devociones exteriores y vocales no sean muchas, pero las que tuviere, no las ha de omitir con facilidad, pues aunque el dejarlas no sea culpa, pero es nota de imperfección; y una vez dejadas, con dificultad se vuelve a ellas; siendo moderadas y teniéndolas reparti, das por todo el curso del día, evitará el perder tiempo y las cumplirá con facilidad; pero ha de estar 'advertido .de no dejar lo que es de obligación, ni cumplir mal con la obediencia

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