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-191- que habla perdido, y el de_monio pierde lo que habla ganado. Y si acaso el Prelado, en el cuaÍ se ha. de considerar a Dios, le exagerare s1,1s · defectos más de lo que son, o le atribuyere lo malo que no ha hecho, o le reprendiere lo bueno que ha obrado, entienda que le conviene así para el aprovechamiento espiritual de su _alma. Acuérdese de lo que padeció Cristo Ntro. Sei'lor por nosotros y del modo como lo pade– ció, sin quejarse ni dar muestra de sentimiento. A la bendición de la mesa ha de estar con mucha devoción; y recibida·del Prelado, se irá . a comer. Primeramente se dirá un Pater y Av~ por los bienhechores y en memoria del ayuno de Cristo Señor Ntro., del hambre y.sed que padeció, y hiel y vinagre que le dieron. Con esta· consideración todo lo que se le diere a comer le parecerá mucho y demasiadamente gustoso. El alimento, dice S. Agustín, se ha de tomar como el medicamento. No se ha de tomar más ni menos de lo necesario para vivir y darse a los ejercicios espirituales y empleos de la obediencia. Cuánto necesita cada uno, se lo mostrará la experiencia, y hallará que muy poco le basta. Para mortificarse puede considerar al Nii'lojesús sin el arrimo de sus

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