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-11;2:._ serl8 el libro, la presencia de Dios, se vive con segu dad una vida mística, aunque no se llegue a la misma contemplación perfecta. El primer grado de contemplación se llama oración de recogimiento infuso¡ o mejor, el recogimiento infu– so, de que habla el autor, es el primer grado de la per– fecta contemplación. Si seguimos a nuestros místicos capuchinos, como el P. udovicó Bese en nuestros dias y el P. Paulo Lagni en el siglo XVII, sobre todo el Pa– dre Castelvetere, entenderemos que esta oración de re-a– cogimiento es una perfecta contemplación, aunque en stf primer grado. No es de los grados super ores, porque todavía aquf no .se pierde totalmente el discurso; pero se hace con tan delicado placer, que apenas se advier– te que se discurre. Al fin el recogimiento sobrenatural es un tetiro de las potencias para considerar a Dios dentro de nosotros y no buscarlo fuera; y cuando este retiro s~ hace no por industria y obra nuestra, sino por obra de la presencia y luz gue Dios derrama al en· tendimiento, se llama infuso. Dios, que está en el cen– tro del alma, por el largo ejercicio de meditarle pre– sente y por la purgación de sentidos que procura el al– ma, se compadece de ella y la llama con suavidad se– creta a gozar de El, y mediante un amor sensible, todo dulce y suave, que se difunde por los sentidos, la con.. vida hacia si. .. El alma enamorada se recoge sin fatiga y con inefa– ble dulzura. De ese modo el alma siente placer en es– tarse recogida y concentrada. Esta llamada es una gra– . cia excitante sensible que despierta para la contempla– ción infusa. En este caso tenemos la vocación a la ora– ción contemplfttiva sobrenatural redupllcatioe, es de– cir, en sJ y en el modo, Señales de eSte recogimiento son el cerrarSe los ojos amorosamente y con gozo para recogerse. La nie– moria apenas se distrae-~ El entendimiento, con la luz

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